Llegamos a Haridwar sobre las 10am, allí nos esperaría Paji, un simpático hindú de 36 años que trabajaba en Dubai y su único mes de vacaciones lo pasaba en Haridwar con su familia. Contactamos con el a través de la aplicación Couchsurfing, ahorras bastante dinero y encima tienes la oportunidad de conocer a grandes personas. Tras recogernos de la puerta de la estación, nos llevó a su casa donde nos recibiría su madre con té y unos dulces, nos enseñó nuestra habitación y después de conversar un rato bajamos a comer al comedor, aquí en India primero comen los hombres, así que su madre y la hermana de Paji nos sirvieron hasta la comida en el plato, no nos dejaron hacer nada y estuvieron toda la comida pendientes de que no nos faltara de nada, aunque insistimos en ayudar, no puedes cambiar la cultura de ellos, aunque a nosotros nos choque en nuestra mente occidental. Comimos un pollo que nos sabía a gloria después de días sin probar la carne, después ala tarde fuimos a pasear por el centro, toda la ciudad parece un gran bazar todas las tiendas llenas de luces y trastos apiñados ala venta. Para cenar la fiesta estaba asegurada, tras preguntarme si nosotros bebíamos, sacó de una mochila una botella de Chivas Reserva 12 años, después de unos whisky con agua…no recuerdo cuántos fueron, nos pusimos a cenar. A la mañana siguiente nos fuimos a ver el río y una gran estatua de Shiva, es uno de los grandes reclamos de este sitio. Junto a la gran estatua de Shiva a orillas del río, hay restos tanto antiguos como actuales de ofrendas a este gran dios que se componen desde flores hasta estatuas de un metro de tamaño, hay miles…
Gracias Paji….cuando tú vengas a España te recibiremos igual con los brazos abiertos.